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lunes, 23 de abril de 2012

Adicta a la autoayuda

Hay días cómo hoy que estoy muy bien y que pareciera que todo va a ir bien. En cambio hay días en los que me hundo en la desesperación. Definitivamente estoy saturada con tanta autoayuda, psicólogía y las terapias alternativas. Tal vez porque lo que lo que realmente esperaba de ello, era desbloquear la magia. A raíz de las terapias esperaba encontrar un camino algo o tal vez a mi misma únicamente.  Desatar esa fuerza que yo sé que está en mi interior y que no logro desbloquear de ninguna manera. Y puede que nadie me crea que la tengo y que aún no sapa expresar bien lo que es y por ello lo llamo magia. El problema fue que en algún punto de mi vida me he vuelto un poco adicta a los psicólogos y a los libros de autoayuda, aunque tampoco me han ayudado a cumplir mis objetivos y he sufrido bastante por el camino. Sí,  hay gente adicta al tabaco y yo soy adicta a  los libros, a los seminarios y hasta los fármacos homeopáticos. No tomo ninguna medicina tradicional. Pero gotitas y bolitas de azúcar, sí.  Y sé que en teoría nada de esto hace daño, pero cualquier adicción es negativa en cuanto a que te vuelve esclavo de ello. Además en teoría tenían que haberme ayudado a superar las barreras imaginarias que me impiden el poder expresar lo que llevo dentro y no ha sido así.
A veces me pregunto ¿Cómo es posible que desde que era niña esté viendo a psicólogos? Y ¿Cómo es que no he salido de este estado de insatisfacción y de búsqueda?. Tal vez es un estado del ser humano, y yo al ser más sensible de lo normal me lo tomo todo muy a pecho. Supongo que me cuesta adaptarme pero llevo  muchos años intentándolo. Lo que siempre me ha sucedido es que me siento prisionera de mi entorno. Cuando era niña me sentía prisionera en la escuela y ahora en el trabajo. Pero me he dado cuenta de que todo los esfuerzos que he hecho en pos de desbloquear esta energía no han tenido ningún fruto.
En realidad sé que no hay nada malo conmigo… excepto  claro, mis continuos altibajos en el estado de ánimo y mi sentimiento de que no pertenezco a este mundo, a parte del malestar, que es físico, provocado porque siento que no puedo expresar libremente mis dones al universo. Todo esto, hasta a mi me suena raro y por otro lado tiene sentido. No suelo hablar de esto excepto con mi mejor amiga y ella me entiende. Yo creo que si lo hablara con los demás me tirarían de loca. Por ello escribo  cerca de ello, desde el anonimato, es más fácil. Y tal vez alguien se sienta igual que yo y de alguna manera mi experiencia le sirva de algo. De cualquier manera  para mí esta es mi vía de expresarme libremente. Y es  esa libertad la que busco y en mi camino he dado cuenta de que me estaba esclavizando cuando lo que realmente quería era lo contrario.

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