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viernes, 16 de marzo de 2012

De mi forma de ser y el parecido con mi padre

El reconocer a mi madre celestial fue más fácil que reconocer a mi padre. Con ella siempre he tenido una relación en mis sueños y en cambio él quedaba relegado a otro plano. También me hablaba de vez en cuando y únicamente en sueños. Pero él elegía momentos de ensoñaciones más profundas para hablarme y no solía recordarlos a la mañana siguiente. Mi madre en cambio se saltaba las reglas de los dioses y me hablaba. Me contaba de su mundo en penumbra, de cómo extrañaba  la belleza de las flores y el calor del sol. En sueños me enseñaba su mundo. A ella la recuerdo desde que era muy pequeña. Pero también me reconozco en mi padre cómo también conozco las profundidades y los beneficios del mar. Sé que mi penetrante rebeldía se la debo a él. Mi desapego a este mundo, el romanticismo de mi alma. Mi enorme sentido de la organización, mi creatividad además de mis rabietas.  Soy un poco cómo el mar en tormenta, aunque después siempre viene la calma. Estoy profundamente ligada al oceano, pero también a las tinieblas de la tierra.


jueves, 15 de marzo de 2012

Seidonef mitad bruja mitad sirena

De mi aspecto y el parecido con mi madre

Desde pequeña me gustaba mucho la mitología griega, pero no estaba segura de quien era mi favorita o a cuál de las diosas me parecía más. No que yo supiera nada de mis verdaderos padres en ese momento, pero cómo me fascinaban las historias, me buscaba a mi misma en esas grandes mujeres a quienes admiraba.
Me encanta la pintura de Rubens y Botticelli. Aún me hipnotizan actualmente. Me  parece increíble que cuenten historias a través de sus  perfectos trazos sobre el lienzo. De pequeña me quedaba encantada al verlas. También me perdía en las estatuas. En mi imaginación cobraban vida.   Podía contemplarlas durante muchas horas. Estaba Hera la diosa madre, tan bella y maternal, de sonrisa amorosa. La grandiosa Atenea fuerte, segura y poderosa, después, la bellísima Afrodita con sus poderes para enamorar. A todas ellas les tenía una profunda admiración pero no me veía reflejada en ninguna de ellas. Ni siquiera en Artemisia que se veía atlética y deportista. Yo más bien soy una chica delgada, pálida y ojerosa. Mis ojos son del color del mar, eso es herencia de mi padre y mi cabello es del color del otoño. No me sentía cómo una madre abnegada, ni cómo una agresiva mujer de negocios, tampoco me veía cómo una seductora o  una atleta.
Hasta que escuché la historia de Perséfone, no me sentí identificada con ninguna de las diosas Olímpicas. Ahora que la conozco mejor he de reconocer que sí, me parezco a ella.

miércoles, 14 de marzo de 2012

De cómo me enteré de quien son mis verdaderos padres

Cuando era pequeña le tenía miedo al mar y a la muerte, ¿irónico verdad? Pues sí. Yo no tenía ni idea de quién era en verdad. Mis padres celestiales me hablaban en sueños y estaban conmigo. Pero nunca recordaba los sueños al día siguiente. Simplemente crecí cómo humana y tenía la impresión de que no pertenecía a este mundo. Que era muy diferente a los demás. De mayor nunca estaba conforme con nada y siempre esperaba algo más. Entonces un día empecé a escribir mis sueños. Puse una pequeña libreta en mi mesita de noche y cada vez que tenía un sueño lo escribía. Me di cuenta de que invariablemente había agua y tinieblas en mis sueños. Poco a poco y con mucha paciencia me fui dando cuenta y fui recordando cada vez más cosas. Y me di cuenta de que mis padres celestiales me hablaban en mis sueños y un día por fin me revelaron la verdad y me reconocieron cómo hija. Hoy en día ya no le temo a la muerte ni al mar, porque sé que ellos están allí y que algún día volveré a dónde pertenezco.

martes, 13 de marzo de 2012

Seidonef hija del mar y de las tinieblas de tierra

Soy la hija bastarda del dios del mar y la diosa del inframundo. Mitad bruja, mitad sirena. Mis padres verdaderos me abandonaron en el vientre de una mujer humana y tuve dos nacimientos uno divino y otro terrenal. Pero la verdad es que no pertenezco a este mundo. Tampoco pertenezco al de los Dioses. Soy una especie de rebelde sin tierra.
Mi vida es una lucha constante conmigo misma. Me llaman los misterios del mar y las ciencias ocultas.
Mis ojos son del color del mar y tengo la mirada inocente que tenía mi madre antes de ser raptada en el inframundo.
¿Que si tengo poderes?
Los tengo, pero aún no soy consciente de ellos. No sé de lo que soy capaz. Pero intuyo que los tengo y los he visto manifestados a lo largo de mi vida en varias ocasiones. Les temo a mis poderes cómo no hacerlo sabiendo que soy hija de dos deidades tan importantes. De lo que si soy consciente es de mi inmortalidad y de mi divinidad. Pero a veces deseo mimetizarme con los demás seres mortales para sentirme integrada. Porque no es fácil no ser de este mundo. Estoy en este mundo por una razón, pero aún tengo que descubrirla.