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miércoles, 16 de mayo de 2012

Psicomagia Día 1

Cómo aún no logro  expresar  y compartir mis dones con el mundo y debido a que esto, me siento ahogada, vivo en una continua búsqueda. No sé a dónde me lleve, pero sé que tengo que hacer algo al respecto, porque no me puedo quedar de brazos cruzados, ahogándome toda la vida. Algo en mi interior me dice que necesito magia. Por mucho que la magia este mal vista por los “realistas” escépticos. Aunque a veces parezca que es algo absurdo.  Y a pesar de que la gente a mi alrededor no me comprenda.  Algo que no sé cómo explicar racionalmente me dijo y me sigue diciendo que es justo lo que necesito.
Me puse a investigar en la web y llegué a la página de Jodorowsky, el inventor de la psicomagia. Además, justo cuando la encontré, una amiga me recomendó el libro de meta genealogía de este autor.  ¿Coincidencia? Empiezo a creer que no hay coincidencias. Su blog me encantó, ya que tiene un montón de buenos artículos, consejos y actos de psicomagia.
Leí un montón de artículos y citas que me dejaron fascinada. Pero yo necesitaba más. Había un sinfín de actos psicomágicos y no sabía por cual decantarme.  Estaba bastante perdida, por lo cual decidí buscar una tarotista que siguiera la línea de este señor, en mi ciudad. En su página hay un montón de direcciones de gente alrededor del mundo que sigue sus pasos y sus enseñanzas con el tarot y la genealogía.
Fui a verla y fue toda una experiencia, positiva, desde luego. Me leyó el tarot pero me leyó el presente. Me pidió que revolviera las cartas, después que las esparciera en la mesa y por último que escogiera tres cartas una a la derecha, una al centro y otra a la derecha.
Las cartas que salieron eran; el colgado (a la derecha), el ermitaño( al centro) y el mundo (a la izquierda).
El colgado representaba a mi padre, el ermitaño a mi misma y el mundo representaba a mi madre. Me dio una explicación para cada una. Me dijo también, que yo me había quedado en la infancia. Lo cual siento que es completamente cierto y que a pesar de que nunca había madurado, aún así me sentía vieja y cansada pese a ser joven. Esto último también es cierto.
No me impresionó que lo supiera pero si me aclaró algunas dudas. Lloré bastante. Me daba vergüenza hacerlo delante de ella, porque la acababa de conocer. Pero había tenido un pésimo día y necesitaba desahogarme, además muchas de las cosas que me dijo me tocaron la fibra sensible.
Me dijo algo que yo ya sabía, que es que tenía mucha rabia contra mis padres. Digo tenía, porque las palabras son importantes y cómo es algo que quiero superar, lo pongo en pasado para que se me haga más fácil el hacerlo.
Me volvió a leer las cartas y me dijo que lo que me determinaba eran las relaciones en general, que tenía que romper con el pasado, lo cual ya sabía, pero siempre va bien que a uno se lo reafirmen. Esto me llevaría a balancear la energía  para brillar y obtener la reconciliación, para poder ser yo misma.
Me escuchó durante horas y me dejó desahogarme. Por último me dio un acto de psicomagia. Cabe mencionar que yo ya había visto este acto en la página de Jodorowsky. Pero era uno de tantos y yo necesitaba uno específico para mí.
Me dio el de la sandía. Me dijo que comprara dos sandías grandes y que les pusiera; la foto de mi madre a una y la de mi padre a la otra. De preferencia que en la foto estuvieran mirando de frente.
Que los confrontar, es decir que les dijera:
1.- Esto es lo que me hiciste, así me hiciste sentir.
2.- Esto es lo que ello provocó en mi vida.
3.- Esto es lo que sigo padeciendo a cause de ello.
Después de la confrontación tenía que romper las sandías con el bate de beisbol sacando toda la rabia. Con los restos hacer una mermelada y enviarla a mis padres de manera anónima. Lo que me sobrara enterrarlo y plantar una planta verde y regarla con miel de acacia  poniendo la palabra amor.
Después de hacer todo eso ir a un restaurante y pedir algo dulce que me gustara mucho.
Después de la sesión volvía a casa en tren. Atardecía y yo  me sentía más libre. Quería que mi vida cambiara. No sabía si esto iba a provocar dicho cambio. Pero al menos tenía que intentarlo, por muy inverosímil, esotérica, sin sentido, difícil y complicada que pareciera la tarea. Tan solo por la promesa hipotética de que esto podría cambiar mi vida, valía la pena intentarlo.

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