Buscar este blog

viernes, 31 de agosto de 2012

Equilibrio



Me gusta la casa de la playa, es mi refugio. Es ese sitio en mi mente, al que puedo ir siempre que lo necesito y aunque haya tormenta, allí está ella y siempre me recibe, llegue en el estado que llegue. Con las dudas con heridas en el alma o en la piel y ella es la única que sabe cómo curarlas de verdad, y lo que significan. Allí puedo ser yo misma sin ataduras. Soy libre y estoy a salvo de todo. Allí nada ni nadie puede dañarme.

¿El miedo? Si, supongo que el miedo es parte de mí y no es algo negativo necesariamente. El miedo en su justa medida puede resultar bastante positivo. Pero, cómo todo en esta vida, tienes que encontrar el balance. Sin miedo seguramente la humanidad se acabaría. Ya que el temerle a la muerte nos mantiene vivos.

Y esto del balance, me confronta bastante, porque no es fácil, me choca. Pero es una de esas reglas universales que hay que seguir quieras o no. Y si no lo haces, tú misma. Si, tú misma, sabes que no puede ir bien, porque aunque no lo entiendo a la perfección, sé que todo tiene su justa medida y para que las cosas vayan bien, el encontrar el equilibrio es necesario. Esto te obliga a estar siempre alerta a reflexionar, a pensar y a veces da bastante trabajo hacerlo.

Es cómo cuando conoces a un chico, la mayoría de las veces se llega a un punto en que hay que conciliar ciertas cosas; ya sea si estás demasiado presente, que él te llega a alucinar. O tal vez, estás demasiado ausente y entonces él se va con otra, porque cree que tú no estás interesada. O puede ser que estés tan enganchada de él, que deje de un lado a las amigas y ellas te lo reclamen. Y al revés, que tus amigas te absorban de tal manera, que él se sienta abandonado. Aunque parezca vano el ejemplo, no lo es y en toda relación sea cual sea, llega un punto en el que si no se llega a equilibrar las cosas vas cómo en una montaña rusa de emociones que ya no sabes cómo parar.

Con los padres para llegar a una relación sana en la que no haya sumisión o represión y tiranos de cualquiera de las dos partes, también se tiene que llegar a un consenso. Y no hay una receta y lo que funciona para unos no funciona para otros y cada cabeza es un mundo. Lo peor es que hasta el control hay que balancearlo, no se puede controlar y estar en tensión por todo, hay que fluir pero entonces tampoco hay que dejarse llevar demasiado por las situaciones porque entonces te pierdes.

Esto es una de las verdades que me ha enseñado la vida. Aún no sé cómo enfrentarla. Porque cómo dije, es una regla que aún no comprendo del todo. Y sí, yo creo que las reglas son para saltárselas, para romperlas, pero únicamente puedes hacerlo cuando la conoces y definitivamente no es mi caso. Además hay tantas áreas en la vida y en todas tiene que existir el dichoso balance que no se hace nada fácil. Cabe mencionar que en algunas áreas lo llevo mejor que en otras, si no me volvería loca pero lo de equilibrar las emociones aún no se me acaba de dar del todo.

Dicen que meditar ayuda, pero tampoco sé meditar, o al menos, no cómo los iluminados y aún no he encontrado al maestro que me enseñe a hacerlo. Así que hasta que aprenda y meta a mis emociones en cintura seguiré en mi rollercoaseter emocional personal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario