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jueves, 21 de junio de 2012

Decisiones


Decidí ser sincera y confrontar a mis padres. Lo intenté por teléfono, llegar a un consenso, a un entendimiento. Pero no había manera, ellos, sobre todo ella, me rebatía todo con fervor cómo si se estuviera defendiendo con uñas y dientes. Quizás lo hacía. Yo intentaba escuchar y aceptar pero no quería someterme otra vez a su voluntad.  A tapar el sol con un dedo y no reconocer el daño sufrido. Quizás fui demasiado dura, pero fui sincera. Discutimos y me colgó el teléfono. ¿Por qué yo sí puedo aceptar su punto de vista, pero ella no puede aceptar ni entender el mío? Al final decidí ponerle fin a la guerra que tenía con mis padres. A la competencia por su cariño y al someterme a la voluntad de ellos faltándome a mi misma y a mi esencia. Les escribí un carta a cada uno. Decidida a romper de una buena vez con las mentiras y la pantomima que se ha creado en torno a nosotros.
En verdad no sé si las decisiones que he tomado son las correctas. Algo me dice que sí. Quizás mi intuición. Pero por otro lado me siento bastante insegura, de todos modos todo lo que les escribí fue desde la sinceridad. Aunque no se lo tomaron bien. Ellos siguen en su línea de que fueron los mejores padres del mundo entero y que debería de estar de rodillas dándoles las gracias por todos los sacrificios que hicieron por mí.
Pero es que yo me niego a ver la vida cómo un sacrificio y me gustaría rechazar todos esos sacrificios. Porque me hacen sentir culpable me hacen sentir en deuda y no quiero estar en deuda. Sí, puede que yo haya elegido nacer en este mundo. O quizás no. Lo que sí está clarísimo, es que ellos eligieron tener hijos. Porque cuando yo nací ya había miles de métodos anticonceptivos al alcance de todos. Aún así decidieron tenerme. No es justo que tenga que pagar con culpabilidad todos esos sacrificios que dicen que hicieron por mí y que yo no los pedí.
Sé que ser padre no es nada fácil y que todos somos humanos y tenemos errores. Seguramente que si yo fuera madre, también tendría muchísimos errores. Pero también estamos para reconocer nuestros fallos e intentar remediarlos para crecer juntos comprendernos y respetarnos. Mis padres entienden muy bien el respeto de hijos a padres pero, me parece, que no tienen ni idea de lo que significa el respeto de padres a hijos y para ellos el amor se mide en sacrificios. Porque si ellos me dieron la vida ¿qué? entonces ¿únicamente les podría pagar con mi vida? ¿muriendo? ¡Qué locura!

Todos estamos en esta vida por alguna razón, lo sepamos o no, lo reconozcamos o no. Pero hay otras realidades además de la nuestra y si no nos llegamos a entender los unos a los otros, jamás creceríamos cómo raza humana. Y ese es el chiste, concienciarse y crecer. Al menos para mí, es así. En este caso, yo no me siento comprendida. Puede que mis padres tampoco. Puede que la brecha generacional sea tan grande que sea difícil entendernos. El caso, es que la sumisión, que me piden ellos inconscientemente,  no es entendimiento, al menos para mí. A ellos les guastaría  que yo me callara, que aceptara todo lo que me impusieron en silencio y que estuviera agradecida. En realidad lo estoy. Estoy muy agradecida por muchas cosas que han surgido de ellos, pero me niego a la sumisión y a sentirme esclavizada, en deuda, culpable.
No sé si alguien más se siente cómo yo. Supongo que sí. En fin  en parte me siento liberada y en parte siento que fue inútil o que únicamente sirvió para alejarlos de mi. Porque se lo tomaron como una ofensa hacia ellos, cómo una falta de respeto y en vez de entender que lo que dije y escribí es mi punto de vista, mi verdad. En lugar de tratar de aceptarla y entenderla, se cerraron aún más a mí. Aunque de algina manera siento que con esas cartas me reivindico, cómo adulto que soy. Que tomo las riendas de mi vida y dejo atrás el pasado y la culpa.
En fin ahora tengo que mantener mi postura porque a fe que me costó muchos años el decir todo lo que les dije cómo para ahora retractarme.
   

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