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miércoles, 4 de abril de 2012

De mi nombre

Tengo un nombre, y no es Seidonef, pero está tan cargado de sufrimiento humano de vidas pasadas y de historias que no son la mía. Por eso elegí Seidonef, porque nadie en mi familia humana tiene ese nombre. Por lo tanto, es una manera de romper con los círculos viciosos que se repiten en las familias cómo la mía en las que por generaciones la gente se llama igual. Seidonef es una combinación de los nombres de mis padres celestiales Perséfone y Poseidón. Me gustó. No significa nada y al final es únicamente un nombre. Son sólo letras acomodadas de una manera, que para mí suena bien.
Si le tuviera que inventar un significado, supongo que sería hija del mar y las tinieblas. Admito que esto implica que tengo dos partes una cristalina y alegre cómo las aguas del océano y otra oculta y melancólica cómo las tinieblas del inframundo. Pero ambas igual de profundas y bellas.

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